Inspiración de la novela “Mi otro yo simulado” por MJ Ruiz
Una mirada, un pasar descarado e impetuoso; las hojas del otoño cayendo juguetonas contra el suelo. Un hombre que camina cabizbajo, una mujer que le mira de reojo. El timbre del colegio haciendo su llamado, los padres estresados recogiendo a sus vástagos. La madreña, de esquina fina, es testigo de recibimientos, reuniones de negocios, deslices, y nuevos vecinos que encuentran este lugar por las referencias de otros.
Las mascarillas no lucen nuestros rostros, que permanecen en el anonimato, disfrutando así del barrio. Una pelirroja que pasea a su bebé mientras le sigue un hermoso Golden. El dorado se cruza con dos chihuahuas malhumorados, fieles transeúntes de parques y aceras, los compañeros inseparables de otra pelirroja que debido al inesperado encuentro, sonríe a la primera como si se conocieran de algo.
El Macarena, abrazado por jardines, me trae recuerdos de niñez. Un oasis andaluz gestionado con simpatía, que ofrece buen vino, delicatessen y la mejor compañía. Comedia, drama, sensibilidad y arte se mezclan para crear un gran espectáculo. Un joven con acento malagueño deja caer chistes en la barra, los clientes le aclaman, es tiempo de reencuentros, risas, abrazos, y besos. Su compañera, siempre atenta, le mira con orgullo en sus ojos, es un luchador entregado a las causas, que consigue con su don hacer felices a los demás.
Además de todo esto, mi barrio cuenta con escritores, actores, cantantes, políticos, médicos, policías, y un sinfín de profesiones independientes y diferentes que lo hacen un barrio con solera. Somos metales pesados, no por nuestro carácter rancio y arcaico, ni porque pesen nuestras cuentas bancarias, sino por nuestro talante, compromiso, y buen hacer ciudadano. Tenemos un poco de norte, de sur, de este y oeste, pero sobre todo tenemos mucho corazón.
En este recorrido de emociones, observando el convivir de mis vecinos, nacieron las ideas, las imágenes, los flashes, los pinchazos en el alma, que me hicieron escribir la novela.
Una mujer menuda, de grandes y enigmáticos ojos azules, se cruzaba con caminar descarado, una mirada impetuosa que me hace reconocerla, mi musa acaba de crearse con el molde perfecto.
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