Esta mañana me asustó el ruido del helicóptero sobrevolando el cielo de mi barrio. Aun no habÃa amanecido, pero el recuerdo de una mujer golpeó mi cabeza.
Una más en el silencio de la noche. Una más desprotegida. Una más, otra vÃctima de la fatalidad que se va demasiado pronto de esta vida.
Entonces recordé aquella noche en Sevilla, recordé aquel ruido de motocicleta a mis espaldas, recordé el instinto de correr con las llaves de casa en la mano. Recordé que aquella noche me salvé.
Olvidar significa proteger. Nunca olvides sus nombres. Ni una más en el silencio, ni una más.
Esther
Esther sonreÃa. Se le apagó la vida
cuando más sonreÃa.
Aquella noche un partido se cruzó en tu camino.
Un ayer de risas, la complicidad con tus amigos.
Quisiste volver desplegando tus alas por la carretera;
aquel malnacido te dejó tirada en la cuneta.
La luz te cegó antes de caer al suelo.
Pediste auxilio y levantaste a todo un pueblo.
Esther sonreÃa. Se le apagó la vida,
cuando más sonreÃa.
El silencio de tu enemigo acabó con tus sueños.
Dejaste de respirar bajo las estrellas, y sentimos en la tierra
que un ángel desplegó sus alas y voló…
Esther sonreÃa. Se le apagó la vida,
cuando más sonreÃa.
La luz te cegó antes de caer al suelo.
Pediste auxilio y levantaste a todo un pueblo.
Un partido, un camino,
Un malnacido y un adiós.
Esther sonreÃa. Se le apagó la vida,
cuando más sonreÃa.
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