Todos teníamos el mismo nombre y el mismo apellido.
J.M. Ruiz
PUERTOLLANO. 1936
Hombres armados con cuchillos y antorchas se acercan al convento. Fernando cierra las puertas con un barra de hierro que cruza de un lado a otro, las hermanas del convento aterradas están escondidas en sus habitaciones. Fernando coge una escopeta y la carga, las manos le tiemblan cuando mete una a una las balas. De fondo se oyen los gritos de los milicianos acercándose, Fernando se aleja de la puerta y los espera.
La cuarta novela de mi saga me hace regresar al pasado. Vivo inmersa en esta historia sin plazo para acabar, sin prisa... disfrutando cada palabra que escribo.
En este día he querido rendir homenaje al hombre que me enseñó a volar contra corriente. Al padre que me transmitió la rebeldía y el coraje. Somos inconformistas por naturaleza. Somos trotamundos. Somos respeto y entrega. Gracias papá por enseñar con el ejemplo, por no rendirte jamás a pesar de los golpes de la vida, pero sobre todo, gracias por enseñarnos que el arte de volar se lleva en las alas.
Te quiero y admiro profundamente.
Letra: José María Ruiz
Música y voz: M.J. Ruiz
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