Un encuentro terminó cambiando el destino de dos personas.
Un café fue el inicio, un cigarro selló el pacto y finalmente los dos desconocidos
derrotaron al destino que los había separado.
El café
Aquella tarde,
fue fácil reconocerte entre los demás,
me mirabas embelesada desde la mesa
de aquel viejo café.
Cuanto te vi,
no pude encontrar ni la sonrisa ni la palabra
pues me ahogaron las redes que tejías
para atrapar mis debilidades.
Aún así,
crucé aquel viejo café y confíe en ti.
Entonces,
las agujas del reloj se aceleraron
en un encuentro de miradas,
que nos regresó al pasado.
Entonces,
las fronteras se hicieron sal,
y desgarré las redes para que me miraras
y sintieras mi confianza.
Aquella tarde,
fue fácil reconocerte entre los demás,
fue como mirarnos y entender
que nunca nos habíamos separado.
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